lunes, 30 de noviembre de 2009

Japon Dia 3: Kyoto

Nos levantamos muy pronto pero bastante descansados. Gracias a la paliza de los días anteriores habíamos dormido como auténticos ceporros y no teníamos nada de jet-lag.

El plan para hoy era visitar la zona este de Kyoto (Higashiyama) siguiendo 2 de los itinerarios propuestos en la guía Kyoto Walks, así que mientras desayunabamos en la zona común del hotel en la que había internet, café y té gratis estuvimos ultimando la planificación del día.


Ver Japon Dia 3 en un mapa más grande

Lo primero que visitamos fue el templo de Sanjusanjendo (600 yen). Me equivoqué al leer los horarios y llegamos antes de que abriesen, así que nos tocó esperar en la puerta. Lo más inetresante de este templo es un pabellón que alberga 1001 imágenes doradas de Kannon, cada una del tamaño de una persona o un poco más grande y una de ellas en el centro de unos 4 o 5m. Lo malo es que no dejan hacer fotos, así que tengo que cogerlas prestadas.


Como ya nos pasó el día anterior en Nijo-jo y nos pasaría durante el resto del viaje, nos hicieron descalzarnos y hacía bastante frío, así que salimos del pabellón un poco destemplados.

Después nos fuimos hacia el templo Kiyomizu-dera (300 yen) que es uno de los templos más famosos de Japón. El templo está en la ladera de las montañas que rodean Kyoto por el este y, aunque hay que subir una buena cuesta para llegar, merece la pena ya que el sitio es bastante impresionante y tiene unas vistas muy buenas.



Hay una manantial con supuestas propiedades curativas. Me hizo mucha gracia el esterilizador ultravioleta que tienen para limpiar los "vasos-pértiga" después de usarlos. Tecnología punta hasta en los templos!!!



Todas las calles que rodean y dan acceso al templo están llenas de tiendecitas y todas las casas son de estilo Edo, y, si no fuera por que está lleno de gente y por los cables, te transportarían a la época de los samurais.


Continuamos andando hacia el norte en dirección al parque Maruyama viendo algún templo más y saltándonos otros que aparecían en la guía pero no nos apetecía ver. En el parque Maruyama hay muchos cerezos y en el centro hay uno enorme que durante la floración deben ser preciosos pero en esta época del año no tiene hojas.

Después del parque seguimos caminando en dirección Norte y visitamos el templo Chion-in (entrada gratuita). Este templo tiene la puerta más grande de todo Japón y es realmente grande... cuando pasábamos por la puerta vimos que se podía subir a la parte de arriba, así que nos metimos y empezamos a subir por las escalerillas estrechas y empinadisimas que llevaban a la parte de arriba. Nos cruzamos con un montón de viejos que no me explico cómo eran capaces de bajar y justo cuando llegamos arriba un monje nos dijo "onry members!!!", hicimos mil reverencias pidiendo perdón ("sumimasen, sumimasen!!") y volvimos por donde habíamos venido.



Tras recorrer todas las dependencias del templo nos empezó a entrar hambre, así que echamos un ojo y encontramos un restaurante con un escaparate con figuritas de la comida. No hablaban nada de inglés, pero entre señas y 3 palabras en japones conseguimos pedir un arroz con curry y pechuga de pollo y una especie de arroz con tomate y tortilla y tempura de gambas (en total 1500 yen).



Después de comer visitamos el santuario Heian, con su puerta tori gigante en medio de la ciudad. Es un santuario bastante reciente, por lo que carece de valor histórico pero nos pareció muy bonito. Quizá fue porque este era el primer santuario que visitábamos. Tiene una explanada bastante grande y varios edificios todos de color rojo.


Estaba empezando a oscurecer así que decidimos coger el autobús hasta el Pabellón Plateado (Ginkakuji) para ahorrar tiempo. Sabíamos que el estaba en obras, pero ya que estábamos por la zona decidimos visitarlo. Del pabellón a penas se veía nada porque estaba cubierto por andamios, pero por lo menos pudimos ver el jardin zen y el esmero que ponen los jardineros en cuidar los árboles.


Una vez vistos el pabellón y los jardines empezamos a volver hacia el sur recorriendo el Paseo del Filósofo, que en primavera debe ser muy bonito con los cerezos en flor y el canal, pero en invierno y anocheciendo la verdad es que no tiene mucha gracia. En cuanto se fue el sol por completo conseguimos coger un autobús (no sin antes perdernos un poco) y llegar hasta la zona centro donde queríamos terminar el día visitando las galerias comerciales, el mercado de Nishiki y Pontocho.

Las galerías comerciales son, simplemente, calles peatonales cubiertas y llenas de tiendas. Hay varias en todas las ciudades por pequeñas que sean. Era un contraste enorme comparado todas las zonas tranquilas que habíamos estado visitando durante el resto del día.

El mercado de Nishiki es una de estas calles repleta de tiendas tradicionales de comida en las que venden encurtidos, pescado, sushi, dulces japoneses y muchas más cosas... cuando llegamos ya estaban cerrando algunas tiendas, pero aún así pudimos ver bastantes cosas.


Para terminar el día decidimos dar una vuelta por la zona de Pontocho. Son un par de calles estrechas y peatonales con un montón de restaurantes con farolillos rojos en las puertas y con pinta de ser bastante caros. La gracia es que por esta zona de vez en cuando se dejan ver geishas que van o vienen de trabajar. Tuvimos suerte y vimos un par.


Con la foto de las geishas a buen recaudo decidimos que ya habíamos tenido suficiente por hoy, pero no nos podíamos ir a casa por que teníamos que comprar otra Kyoto City Bus One Day Card (500 Yen) para el día siguiente, y solo lo venden en la estación central... así que vuelta a la estación central. Y ya que estábamos nos acercamos a la torre de Kyoto (una torre parecida al piruli que hay cerca de la estación) a echarle unas fotos.



Después de esto, POR FIN, volvimos al hotel... (aunque ahora que me acuerdo aún nos acercamos a un supermercado a comprar alguna cosa para cenar y desayunar al día siguiente).

Continuará...



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