sábado, 12 de diciembre de 2009

Dia 16: Vuelta a casa

Se acabó lo que se daba, hoy era nuestro último día en Japón y a penas teníamos tiempo para hacer nada mas que desayunar e ir hasta el aerouperto.

Nos levantamos con menos prisas que otros días y estuvimos desayunando y haciendo las maletas, cosa complicada por todas las cosas que habíamos comprado. El vuelo salía a las 14:20h, pero supuestamente el aeropuerto de Narita es muy grande y complicado así que queríamos llegar con bastante tiempo de margen.

Un rato después hicimos el check-out del hotel y como vimos que hacía buen tiempo decidimos ir andando hasta la estación de tren Keisei Ueno hasta la que había un buen trecho. El trayecto se nos hizo bastante largo por ir cargando con las maletas, pero aprovechamos para comprar algún recuerdo más por el camino con los pocos yenes en efectivo que nos quedaban.

Cuando llegamos a la estación de tren los billetes de tren había que sacarlos en unas máquinas y no conseguíamos que aceptaran nuestra tarjeta de crédito... y el dinero en efectivo lo habíamos apurado tanto que no teníamos para comprar el billete. Pedimos ayuda a una mujer en información e increíblemente nos hizo poquísimo caso (normalmente los japoneses se desviven por ayudarte). Así que volvimos a intentarlo y finalmente conseguimos comprarlos con la tarjeta. La verdad es que pasamos un poco de susto pensando que nos quedábamos allí tirados X-D

Al final llegamos con muchísimo tiempo de sobra al aeropuerto así que facturamos y nos fuimos a comer nuestra última comida japonesa. Comimos unos tallarines fríos con salsa de soja y tempura de langostinos, que eran una de las cosas que me faltaban por probar. Estaban ricos, pero me quedo con los calientes.

En el mapa de la zona de restaurantes pude comprobar la impresión que habíamos tenido durante todo el viaje: en Japón hay poquísimos restaurantes de sushi. Cuando uno piensa en comida japonesa siempre le viene a la cabeza el sushi, pero a la hora de la verdad, de todos los restaurantes que hay en japón, menos del 10% son de sushi. En el aeropuerto había más de 20 restaurantes y sólo en 2 de ellos servían sushi. Supongo que la gente cuando piensa en España piensa en paella y en cambio hay muy pocas arrocerías.

A las 14:20h hora local despegamos y unas 20h después, tras una breve escala en Roma, llegamos a Madrid. Durante este trayecto intentamos dormir lo menos posible para luego tener sueño al llegar a casa... Por el camino estuvimos viendo alguna película y repasando las fotos y todos los recuerdos que nos llevávamos de este viaje.

Cuando llegamos a casa a eso de la 1 de la mañana (hora de Madrid) caímos muertos en la cama, con un gran sabor de boca del que ha sido, por el momento, el mejor viaje que hemos hecho.

FIN

viernes, 11 de diciembre de 2009

Dia 15: Tokyo - Asakusa y Shibuya

Era nuestro último día entero en Tokyo y habíamos dejado dos de las mejores zonas para hoy... después del día de lluvia que habíamos pasado necesitábamos que hoy hiciese buen día sí o sí. Así que nada más levantarnos fuimos corriendo a la ventana con los dedos cruzados y.... SIIII!! Hacía un día estupendo!!!

[foto ventana]

El plan para hoy era visitar Asakusa por la mañana y Shibuya, la zona de Tokyo que más ganas teníamos de conocer, por la tarde.


Ver Dia 14: Tokyo - Asakusa y Shibuya en un mapa más grande

Muy ilusionados por el buen día que hacía bajamos a desayunar y un rato después estábamos saliendo y cogiendo el metro hacia Asakusa. Nuevamente compramos una tarjeta de Tokyo Metro para todo el día ya que hoy íbamos a tener bastante desplazamientos.

Asakusa está muy cerca de donde teníamos el hotel, así que en un momento llegamos y nada más bajar del metro pudimos darnos cuenta de 2 cosas: era fin de semana y Asakusa es uno de los sitios más visitados de Tokyo. Aquello estaba llenísimo de gente.

Como todo el mundo, lo primero que hicimos fue dirigirnos hacia el templo Senso-ji recorriendo la calle Nakamise Dori que comienza en la Puerta Kaminari. Esta calle está llena de tiendecitas en las que venden recuerdos, así que es uno de los mejores sitios en los que comprar las típicas chorraditas para llevar a familiares y amigos o incluso para quedárnoslas nosotros de recuerdo. Una cosa que nos llamó mucho la atención en Japón es que son bastante "legales" con los precios: comprar algo en un sitio turístico no es más caro que en otros sitios, ya sean recuerdos, bebida, comida...

Como era de esperar compramos un montón de chorradas, recuerdos, regalitos y dulces típicos rellenos de pasta de judías para traer a España (nosotros estábamos hasta el gorro de la maldita pasta de judías).

Después de recorrer la calle parando en casi todas las tiendas y luchando con la marea humana llegamos al templo Senso-ji, el mayor atractivo turístico de la zona. Dice la leyenda que en el año 628 unos pescadores sacaron una estatua de Kannon del río Sumida, y que aunque la devolvían al río la estatua volvía a ellos una y otra vez, así que decidieron construir un templo en honor a la diosa Kannon. Está en restauración y tiene unos andamios, pero aún así merece mucho la pena la visita. Yo diría que es una de las visitas imprescindibles de Tokyo.

Estuvimos un rato purificandonos con el incienso, haciendo ofrendas consultando nuestro destino. Aquí se puede consultar en inglés, así que por fin pudimos enterarnos más o menos de lo que nos deparaba el destino. Incluso en inglés el mensaje es bastante críptico y está abierto a muchas interpretaciones, pero no deja de ser curioso.

Vimos una boda entre un occidental y una japonesa y nos quedamos un rato a cotillear. Resultó ser bastante entretenido... sobre todo por que el occidental no daba una y se estaba partiendo de risa.

Después estuvimos dando una vuelta por los alrededores y vimos el parque de atracciones "retro" que sale en "Mapa de los sonidos de Tokyo", una especie de sitio de apuestas de carreras de caballos que estaba lleno de gente muy muy rara y varias galerías comerciales. Para terminar volvimos dando un paseo por la orilla del río hasta llegar a "La caca dorada" y "La jarra de cerveza" (ver foto). El edifico que se ve en obras (Tokyo Sky Tree) con unas grúas será, cuando esté terminado, el edifico más alto de Japón.

Nos entró hambre así que nos metimos a comer en un restaurante minúsculo en el que vimos que comían muchos autóctonos. Comimos un Tonkatsu Ramen (ramen de cerdo) BUENÍSIMO y muy muy barato, yo creo que fue el mejor y más barato de todo el viaje... sabía bastante parecido a sopa de cocido y tenía unos buenos filetes de lomo de cerdo encima. Cocinaban a la vista (bastante curioso) y para variar, en el tiempo que nosotros comimos, cambiaron nuestros "compañeros de barra" al menos 4 veces.

Con la tripa a punto de reventar nos fuimos al hotel (estábamos al lado) a descansar un poco. Nos echamos una mini siesta y volvimos a salir.

Era pronto y a Shibuya no queríamos ir hasta por la noche así que nos acercamos a Akihabara a volver a verlo con todas las tiendas abiertas. Fue un acierto tremendo ya que había muchísimo ambiente por la calle y pudimos volver a ver con más tranquilidad algunas tiendas y entrar a otras que se nos habían quedado pendientes. Estuvimos cotilleando por la zona de segunda mano y comprando figuritas en una tienda enorme de manga. Cuando empezó a anochecer cogimos el metro rumbo a Shibuya.

Un rato después llegamos a Shibuya y salimos del metro justo en el famosísimo cruce. Es alucinante que después de llevar 15 días en Japón los neones, las pantallas gigantes, las luces, los edificios y la cantidad de gente sigan sorprendiendo como el primer día.

Puede parece una tontería, pero, entre las ganas que tenía de ir a Shibuya y que era la última noche de nuestro viaje me resultó muy muy emocionante atravesar el cruce. Incluso me emociona acordarme al volver a escribirlo...

Después de cruzar un par de veces haciendo el tonto fuimos a ver la estatua de Hachiko. Es el equivalente tokiota a la madrileña estatdua del Oso y el Madroño, o sea, el lugar donde queda todo el mundo. El problema es que hay tal cantidad de gente que no entiendo cómo se las apañan para encontrarse...

Para el que no sepa de que va o no haya visto la película, la estatua de Hachiko la construyeron por un perro que iba todos los días a esperar a su dueño a la estación. El dueño murió, pero el perro siguió, durante los siguientes 10 años, acudiendo todos los días a esperar a su dueño, aunque hiciera calor, lloviera o nevara... hasta que le llegó su propia muerte. En 1934, un año antes de morir el perro, construyeron la estatua en honor suyo y a la devoción y fidelidad hacia su dueño.

Después subimos al Starbucks que hay en la 1ª planta de uno de los edificios del cruce a ver si teníamos suerte de pillar un sitio con buenas vistas. Lo conseguimos así que nos quedamos a tomar un café. Mirar el cruce es totalmente hipnótico y podrías pasarte allí horas y horas embobado...

Después estuvimos en el centro comercial de ropa para chicas 109, que al parecer es famosísimo en todo Asia, y vienen chicas no solo de Japón (también de Corea, China, etc...) a comprar aquí. Como era sólo de chicas y la moda japonesa no le gusta mucho a Noa vimos un par de tiendas y nos marchamos.

Después fuimos a dar una vuelta por la zona de los "hoteles del amor". Es una zona llena de hoteles en los que las habitaciones se alquilan por horas y suelen estar decoradas con algún tipo en temática. Entramos a la recepción de algunos de ellos y en casi todos se puede reservar y pagar la habitación sin interactuar con nadie, para así preservar tu intimidad. En la entrada suelen tener un panel con cámaras en cada habitación. Las habitaciones ocupadas tienen la cámara apagada y en las libres puedes ver cómo es la habitación.

Para terminar el día nos fuimos a cenar a la zona Center Gai, que es la zona con más ambiente de Shibuya. No habíamos comido casi nada de carne en todo el viaje, así que tras mirar en varios sitios nos decidimos por cenar en un restaurante de carne a la parrilla en el que vimos que había muchos jóvenes japoneses haciendo cola. No hablaban nada de inglés, así que entre señas, dibujos y 4 palabras en japonés conseguimos pedir algo que no sabemos muy bien lo que era. Consistía en una especie de rejilla con carne, salsas, sopa de miso, arroz y alguna cosa más. La carne no sabíamos de qué era y no estaba nada rica... estaba dura y poco sabrosa. Al menos, como casi toda la comida en Japón, no fue nada caro.

Dimos otro paseo para comprarnos una "crepe cucurucho" de postre y bajar la comida y nos volvimos hacia el hotel, muy contentos por el día tan bueno que habíamos pasado pero también tristes por ser nuestra última noche en Japón.

Continuará...

jueves, 10 de diciembre de 2009

Japon Dia 14: Tokyo - Tsukiji y Odaiba

Hoy teníamos pensado madrugar mucho para ver la subasta de atunes en la lonja de pescado (Tsukiji) de Tokyo, que es la lonja más grande del mundo. Por suerte, el día anterior vimos en internet que durante los últimos días del año, los de mayor trabajo en la lonja, habían decidido cerrar el acceso a la subasta a no profesionales. Aún así nos decidimos a visitar la lonja, eso si, madrugando un poco menos.

Cuando nos asomamos por la ventana nos dimos cuenta de que estaba diluviando. La verdad es que tuvimos suerte porque en Japón llueve muchísimo y a nosotros sólo nos llovió 2 días en todo el viaje... Entre el madrugón, la lluvia y el cierre de la subasta salimos del hotel bastante desilusionados.

Un rato después llegamos a Tsukiji y aquello es un mercado totalmente descomunal, llenísimo de gente trabajando y con camiones, furgonetas y motocarros circulando en todas direcciones montando un caos monumental. Entre la lluvia, el agobio y que no encontrábamos la lonja estuvimos a punto de volvernos al hotel... pero tuvimos suerte y conseguimos dar con ella.






Al final mereció la pena porque nos pareció un sitio muy curioso y auténtico, y pasamos un buen rato dando vueltas esquivando gente, motocarros y haciendo fotos intentando estorbar lo menos posible. Se nota bastante que no les hace mucha ilusión los turistas cotillas, pero es normal... a mi tampoco me gustaría que viniesen a mi trabajo a estorbarme y a hacerme fotos.





Cuando decidimos que ya habíamos molestado bastante nos acercamos a ver un edificio de "apartamentos cápsula" que hay cerca de Tsukiji y que nos había llamado muchísimo la atención al verlo en internet. Es la Nakagin Capsule Tower que consiste en una columna central distribuidora y un montón de "apartamentos capsula" conectados a la columna. Se construyó en 1972 y a día de hoy tiene aspecto de estar un poco abandonado. No se puede visitar el interior, pero en la planta baja hay una "cápsula piloto" y puede verse su interior desde una ventana. La foto interior la he cogido de wikipedia.






Un rato después volvimos al hotel a desayunar y a cambiarnos de calzado y ropa, ya que nos habíamos calado con la lluvia. Estuvimos un rato pensando qué hacer y decidimos que la mejor opción era pasar el resto del día en Odaiba intentando resguardarnos de la lluvia.

Odaiba es una isla artificial llena de centros comerciales, parques de atracciones y edificios de oficinas a la que sólo se puede acceder mediante un monorail sin conductor muy curioso. También es famosa ya que aquí es donde se grababan los programas de "Humor Amarillo" (Takeshi's Castle). Ir con buen tiempo para poder pasear puede estar muy bien, pero también es una buena opción para días de lluvia, ya que puedes moverte en el monorail y estar más o menos a cubierto dentro de los centros comerciales.

Cuando llegamos a la estación del monorail compramos un billete que permite viajar todo lo que quieras durante un día. Nos pareció muy caro, pero cuesta poco más que 2 viajes, así que pensamos que para no mojarnos mucho era la mejor opción.

El monorail cruza desde Tokyo hasta Odaiba por el Rainbow bridge haciendo un giro de 270º bastante chulo y aparentemente innecesario. Las vistas desde el puente son muy buenas, pero con la niebla, la lluvia y los cristales empañados era muy difícil ver nada. Como no hay conductor, si te das prisa, puedes ir sentado en el lugar que ocuparía el conductor.

En todo japón está prohibido hablar por teléfono en el transporte público y en este monorail vimos una escena bastante curiosa: a un hombre le sonó el teléfono y contestó la llamada, al instante todo el mundo se giró y se quedó mirándole, 5 segundos después un empleado del monorail le echó la bronca y el hombre colgó de inmediato... alucinante.

Una vez en Odaiba lo primero que hicimos fue dar una vuelta por Decks Tokyo Beach y Aqua City, dos centros comerciales. En uno de ellos hay un Starbucks con unas vistas muy buenas del puente y de la bahía de Tokyo... estuvimos allí un buen rato tomando un café y disfrutando de las lluviosas vistas.



Una de las cosas que más nos gustó fue una tienda del estudio Ghibli en la que tenían un gatobus bastante grande y gracioso. Habíamos visto más tiendas de Ghibli pero ninguna con tantas cosas como esta... compramos un par de cosas y nos regalaron un origami de Totoro muy mono.

También estuvimos en un parque de atracciones cubierto con todo tipo de máquinas recreativas.
Es alucinante la cantidad de máquinas de todo tipo que tienen... había incluso un mini campo de baseball, con un lanzador de bolas virtual.

Después estuvimos en el edificio de Fuji TV, que es bastante chulo por fuera, pero por dentro no nos pareció especialmente divertido. No subimos a la bola, era muy caro y hacía un día tan malo que no se iban a disfrutar las vistas en condiciones.



Después fuimos a Venus Fort, un outlet donde casi todo lo que tenian era de marcas japonesas raras y no nos gustaba casi nada de lo que vendian. Había estado cerrado un tiempo y hoy lo re-abrían, así que estaba petadísimo de gente... El techo del centro comercial tiene una proyección y va cambiando de color simulando la luz del cielo en el exterior. Nos intentaron hacer un par de preguntas para un programa de televisión, pero nos dió vergüenza, y aunque el cámara estuvo un rato intentando convencernos (en plan muy simpático) al final conseguimos escaquearnos.

Cuando nos aburrimos de las tiendas nos acercamos a Toyota Mega Web, una especie de parque temático de Toyota, lleno de coches, simuladores de conducción y un museo de ciencia sobre las investigaciones de Toyota. Tenían varios robots... uno de ellos capaz de caminar y de tocar la trompeta, lo malo es que era un poco tarde y ya no hacía más "actuaciones" hasta el día siguiente. Los robots también tienen derecho a descansar, ¿no?

Nos entró hambre y volvimos a Aqua City, que era donde más restaurantes habíamos visto, y, además, había la típica zona con muchos restaurantes y una zona común para sentarse... así podíamos cenar cada uno comida de un restaurante distinto (McDonlads y yakisoba).

Cuando terminamos de cenar volvimos a coger el monorail y el metro. Un buen rato después llegamos al hotel, más cansados por el madrugón y por la lluvia que por otra cosa.

Aprovecho este post que es un poco más corto que los demás para poner algunas fotos de careteles que fuimos viendo durante el viaje. Viendo estos carteles te preguntas si los japoneses son muy listos, muy tontos o monos amaestrados...

[foto carteles]

Continuará...

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Japon Dia 13: Tokyo - Ueno y Shinjuku

Nuevo día en Tokyo. El plan para hoy era visitar la zona de Ueno por la mañana y Shinjuku por la tarde/noche.



Ver Dia 13: Tokyo - Ueno y Shinjuku en un mapa más grande

El plan era bastante relajado, así que madrugamos algo menos que lo habitual. Desayunamos tranquilamente en el buffet del hotel que no era demasiado variado, así que después de 4 días ya estábamos un poco aburridos.

Un rato después ya estábamos saliendo hacia el parque de Ueno al que llegaríamos andando ya que está bastante cerca de donde teníamos el hotel.

De camino al parque de Ueno decidimos pasar por el mercado/calle Ameyoko que fue el descubrimiento del día. Ameyoko, abreviatura de Ameya Yokocho, significa "calle de las tiendas de golosinas". Además "Ame" también hace referencia a "America" ya que tras la 2ªGM en esta zona se convirtió en un gran mercado negro donde se podía encontrar cantidad de productos americanos que se vendían de forma ilegal.


En su origen todas las tiendas se encontraban bajo la vías del tren de la línea Yamanote, hoy en día las tiendas siguen en ese mismo sitio pero también se han extendido por las calles adyacentes. En las tiendas vendían de todo y nos pareció muy auténtico y barato, y era realmente curioso estar en una tienda y ver cómo temblaba todo al pasar el tren por encima... así que nos gustó muchísimo esta zona. Después de pasear parando y viendo mogollón de tiendecitas llegamos a Ueno.

El parque de Ueno fue la mayor decepción de Tokyo. No es que no sea bonito, si no que el resto de parques que habíamos visto estaban tan cuidados y limpios, que este, que estaba como un parque normal, nos pareció muchísimo más feo. Además está lleno de mendigos, que aunque no suponen ningún tipo de amenaza no ayudan a hacer el sitio más bonito. Al menos es curioso ver que son, igual que todos los japoneses, limpios y ordenados y ordenan sus zapatos y barren la puerta de su chabolas.


Uno de los principales atractivos de este parque es el zoo y la gran cantidad de museos que alberga, pero no teníamos tiempo (ni ganas) de visitar ninguno.

Una vez visto el parque y sus templos y santuarios, que también estaba muy poco cuidados, decidimos volver al hotel a comer y descansar un rato. Llevábamos muchos días de viaje y el cansancio comenzaba a hacer mella, así que no venía mal descansar y echar una siestecita antes de seguir de paseo por Tokyo. Antes nos acercamos a la estación Keisei Ueno para ver los horarios del tren que tendríamos que coger para ir al aeropuerto de Tokyo un par de días más tarde, y de camino al hotel volvimos a pasar por Ameyoko.

De camino al hotel vimos unos niños muy graciosos. Es curioso que en japón, incluso en las ciudades más grandes, van niños muy pequeños solos por la calle... y casi siempre en pantalón corto y con gorro!


Con las energías renovadas después de descansar un rato volvimos a salir para pasar la tarde/noche paseando por el barrio de Shinjuku. Nuestro primer destino sería el Tocho (edificio altísimo donde está el ayuntamiento de Tokyo) y la zona de rascacielos. Esta vez cogimos el metro Toei ya que, aunque es más caro que el metro público, teniamos que atravesar Tokyo de punta a punta y la combinación era mucho mejor.

Un rato después llegamos a Tochomae, la parada de metro que hay justo debajo del edifico del ayuntamiento de Tokyo (Tocho). En esta zona (al oeste de la estación de tren de Shinjuku) se encuentran concentrados los rascacielos más importantes de Tokyo y muchos de ellos se pueden visitar de forma gratuita. También en esta zona están los hoteles más lujosos y con más renombre, como el Park Hyatt Tokyo, muy conocido, por ejemplo, por la película Lost in Translation.

En cuanto salimos de la estación de metro nos quedamos flipados con la vista del Tocho que es una mole enorme terminada en 2 torres. Hicimos unas cuantas fotos, adoptando poses de lo más variopintas para conseguir que entrase el edificio entero en el encuadre de la foto, y un rato después entramos al edificio para subir a ver las vistas desde las 2 torres.


Después subimos al Shinjuku Sumitomo Building, que no tiene mejores vistas pero es curioso ver desde aquí el edificio en el que habíamos estado un rato antes. Después nos acercamos al Shinjuku NS Building que tiene un atrio enorme bastante chulo. Por último terminamos nuestro paseo por la zona de rascacielos viendo la parte baja del Shinjuku Center Building y Cocoon Tower. Estuvimos viendo toda esta zona hasta que se hizo de noche. Había bastante trajín de gente que salía de trabajar y se iban a sus casa o tomar algo... es curioso que las calles de esta zona tienen cintas transportadoras que llevan hacia la estación de tren.


Una vez vista la zona de rascacielos (al oeste de la estación de tren) tocaba recorrer la zona Este que, en vez de ser una zona de oficinas, es una zona principalmente comercial y de ocio. También teníamos pensado cenar por esta zona cuando nos entrase hambre.

Hicimos un recorrido pasando por los sitios más típicos de esta zona: la zona de bares Yakitori, Studio Alta y alrededores, Kabukicho y Golden Gai.

La zona de bares Yakitori son un par de callejones pegados a la estación de tren. En estos bares se suele tomar cerveza y una especie de pinchos morunos bastante variados. Suelen ser de cosas raras como piel de pollo, higaditos, etc... La zona estaba bastante animada y se veían muchos "salaryman" cenando y tomando unas cervezas con los compañeros de trabajo, pero todos los menús, carteles y letreros de los bares estaban en japones y no nos enterábamos de cómo funcionaba nada, así que tras dar una vuelta seguimos paseando hacia otra zona.


Después nos acercamos hasta la puerta de Studio Alta, un centro comercial en el corazón de Shinjuku que tiene una plaza en frente y que es uno de los puntos de encuentro típicos de este barrio. Al rededor de este centro comercial están las calles típicas de Shinjuku con edificios petados de carteles luminosos. En un cruce cercano estuvimos un buen rato parados entretenidisimos simplemente viendo a la gente pasar y observando los anuncios de las pantallas gigantes. En una de ellas proyectaban un anuncio en el que salía Quentin Tarantino y, aunque vimos el anuncio como 3 o 4 veces, no conseguimos entender qué es lo que anunciaban.





Nos gustó mucho esta zona y estuvimos dando una vuelta viendo tiendas y buscando un sitio para cenar. Da gusto entrar a una tienda de electrónica y que tengan cámaras de tooooodos los modelos habidos y por haber de todas las marcas que te puedas imaginar, y que los amables empleados te quiten los seguros de las cámaras y te den baterías recién cargadas para que puedas probar lo que quieras tranquilamente... y todo esto con la mejor de las sonrisas.

Como de costumbre no sólo hay tiendas y restaurantes en los bajos de los edificios como en España, si no que hay en todas las plantas, así que hay que mirar hacia arriba y hacia abajo... y prestar atención a las entradas de los edificios donde suele haber un directorio con todos los establecimientos de las distintas plantas del edificio.


Después de un par de vueltas más decidimos quedarnos a cenar en un italiano en la 5ª planta de un edificio. Fue todo curiosísimo... desde hacer cola en la calle para coger el ascensor, salir del ascensor y estar en medio de un restaurante, ver a los japoneses sorbiendo pasta italiana como si fuese ramen, pedir a una camarera que no hablaba inglés que nos repitió 3 veces lo que habíamos pedido para asegurarse de que se había enterado bien...

Por último estuvimos dando un paseo para bajar la cena por la zona de Kabukicho y Golden Gai.

Kabukicho es una zona llena de restaurantes, bares, pubs, discotecas, pachinkos, hoteles del amor y sitios más o menos explícitos con servicios "sexuales" para ambos sexos y orientaciones sexuales... realmente curioso ver la "carta" de chicos y chicas que había en la puerta o en la fachada de estos sitios. No sé cual es el estatus legal de la prostitución en Japón, por lo que tengo entendido en algunos de estos sitios se paga simplemente por tomarse una copa con alguien y hablar un rato, pero en otros tiene pinta de que la cosa va más allá...



Y finalmente Golden Gai, un poco más al Oeste, una zona de callejones estrechos llena de bares al más puro estilo Blade Runner. La verdad es que, no se si por la hora, la zona estaba completamente desierta, y es bastante conocido que en los bares de este sitio no son muy simpáticos con los extranjeros... así que tras dar un par de vueltas nos marchamos.




Como soy un pesado y me encanta ver todo de día y de noche me empeñé en volver a ir al Tocho para ver las vistas nocturnas... así que volvimos a cruzarnos Shinjuku de punta a punta hasta llegar de nuevo a la zona Oeste. Ahora estaba completamente desierta y parecía que estaba cerrado, pero no... por una puerta se podía entrar y pudimos volver a subir. La verdad es que mereció la pena y mucho... la vista de Tokyo por la noche es alucinante y la luces rojas parpadeantes de los edificios me resultan totalmente hipnóticas... podría pasarme horas y horas mirándolas.



Cuando nos entró sueño volvimos andando hasta el metro Tochomae desde donde volvimos directamente al hotel. Para variar llegamos al hotel reventamos y caímos redondos en la cama.

Continuará...

martes, 8 de diciembre de 2009

Japon Dia 12: Tokyo - Palacio Imperial, Ginza, Midtown y Roppongi

El día anterior era el último con JR Pass activo, y ya habíamos aprovechado para hacer todas las excursiones que queríamos mientras estaba vigente, así que durante los 4 días que nos quedaban nos íbamos a dedicar a ver todo lo que pudiéramos de Tokyo.

No teníamos muy claro lo que nos daría tiempo a ver hoy, pero finalmente el recorrido fue: Palacio Imperial, Ginza, Torre de Tokyo, Midtown, Roppongi y, por último, el edifico Caretta Shiodome.


El día estaba un poco gris, y hacía bastante frío, pero no llovía así que decidimos que era un buen día para ver el Palacio Imperial (por fuera, no se puede entrar) y sus jardines.

Como todos los días, fuimos andando hasta la parada de metro y allí compramos un bono para todo el día en la línea de Metro pública. En Tokyo hay 2 compañías de metro diferentes: Tokyo Metro (pública) y Toei (privada). Existen pases diarios para cada una de ellas o uno combinado para las 2 (bastante caro). Tokyo Metro es la red más extensa (9 líneas), pero Toei tiene algunas líneas (4) muy útiles ya que hacen recorridos no cubiertos por Metro. Como la pela es la pela decidimos comprar el pase diario de Tokyo Metro (el más barato, 710 yen), aunque esto implicaría dar algún rodeo.

Nuestro primer destino fue el Palacio Imperial y el parque Kitanomaru. No está permitido el acceso al palacio, pero el exterior y el parque que lo rodea merecen bastante la pena. Es curioso ver un parque tan grande rodeado de edificios en medio de Tokyo.

Hicimos el recorrido sugerido en Tokyo Walks y la verdad es que nos gustó más de lo esperado.

Empezamos por la Explanada Imperial, donde nos resultó curioso la cantidad de gente que pasaba corriendo. Hay zonas bastante amplias peatonales y la maratón de Tokyo pasa por aquí, así que supongo que por eso viene aquí a correr la gente.


Después nos acercamos al puente Nijubashi que es la entrada a la parte interna del palacio y, no sé muy bien por qué, estaba lleno de japoneses haciéndose fotos (más fotos de lo normal, quiero decir...). No íbamos a ser los únicos sin foto, así que nos metimos cuando pudimos y nos hicimos una :-D

Lo siguiente que hicimos fue entrar a los jardines del Palacio Imperial (Higashi Gyoen, gratis) por la puerta Otemon. La entrada es gratis, pero te entregan una ficha/tarjeta que hay que devolver a la salida, para llevar la cuenta de la gente que hay dentro y estar seguros de que cuando cierran no se ha quedado dentro nadie.

En la oficina de información aprovechamos para ir al servicio y tomar unas latas de caf (está riquísimo, vaya vicio...). En Japón, además de miles de máquinas expendedoras, hay cientos de cuartos de baño por todas partes, gratis y totalmente impolutos. La verdad es que se agradece... y mucho.

Una vez vistos los jardines nos acercamos a curiosear el Budokan, un pabellón deportivo enorme construido para las olimpiadas de Tokyo construido en estilo japonés y que suele albergar competiciones y exhibiciones de todo tipo, sobre todo de artes marciales. Solo pudimos verlo por fuera y echar un par de fotos.


Con esto dimos por vista la zona y pusimos rumo a nuestro siguiente destino: Ginza. La planificación para hoy no la teníamos demasiado clara así quemas o menos consistió en ir viendo sobre la marcha cual era el destino con mejor combinación de metro desde donde estuviéramos.

Ginza es un distrito de tiendas (algunas más caras y otras menos caras), restaurantes y entretenimiento en general. No es una zona en la que tuvieramos especial interés, pero no queríamos irnos de Tokyo sin al menos dar un paseo por esta zona.

Básicamente lo único que hicimos fué recorrer la calle Harumi Dori parando en algunas cosas que nos llamaron la atención. Por ejemplo el edificio de Sony, donde se pueden ver sus últimas novedades y algunos prototipos, Nissan Gallery, un pequeño show room con un par de coches, Uniqlo, una cadena de tiendas de ropa que me recordaba mucho a H&M, y por último estuvimos viendo la fachada del teatro Kabukiza.



Ya teníamos hambre así que nos pusimos a buscar algún sitio de comer. Por esta zona hay muchos restaurantes de sushi (realmente es el único sitio de Japón en el que hayamos visto muchos restaurantes de sushi juntos) debido a que no muy lejos de aquí está el mercado Tsukiji donde se encuentra la lonja de Tokyo. No queríamos sushi, así que nos metimos en un restaurante de "currelas" donde comimos un menú consistente en ramen y donburi. El pedido se hacía en una máquina con botones en japonés y luego se llevaba a una especie de autoservicio donde te servían en una bandeja. La mujer nos preguntó un par de cosas: "hoto!? hoto!?", nos gritaba... nosotros pusimos cara de poker, y finalmente nos puso lo que le dio la gana... cosa que tampoco nos importó mucho. Luego viendo lo que comía la gente nos dimos cuenta de que nos preguntaba si queríamos los tallarines fríos o calientes ("hot" en inglés).

La gente que venía a comer a este sitio, más que comer, devoraba la comida... en general los japoneses come muy rápido, pero en este sitio era exagerado. Comían de pié sin ni siquiera quitarse el abrigo, así que la rotación de gente en el restaurante era enorme... supongo que por eso la comida estaba tan rica y barata. Nos sentamos a comer en una zona de barra con banquetas y en lo que nosotros comimos cambiaron nuestros compañeros de barra 3 o 4 veces... flipante.

Con la tripa llena decidimos que ya era el momento de seguir con el recorrido. No teníamos pensado visitar la torre de Tokyo, pero viendo el mapa de metro nos pillaba más o menos de paso, así que nos animamos a acercarnos aunque solo fuera a verla desde abajo.


Una vez vista pusimos rumbo al cruce Roppongi, desde donde recorreríamos las 2 últimas zonas del día, Midtown y Roppongi Hills, dos micro ciudades futuristas donde se integran viviendas, oficinas, comercios, restauración y entretenimiento.


Desde el cruce Roppongi fuimos andando hasta Tokyo Midtoen. El edificio principal de esta micro ciudad es el más alto de Tokyo y se ha convertido en una zona de referencia, haciendo que muchas empresas hayan movido aquí sus oficinas, como por ejemplo Konami o Yahoo Japan.


En la parte baja de los edificios hay un centro comercial bastante pijo. La verdad es que los centros comerciales japoneses no nos han gustado demasiado... hay muchas tiendas de tecnología, cosas frikis y curiosas, pero en general nos han parecido caros y un poco aburridos. En este centro comercial nos llamó la atención una especie de tienda bastante grande donde impartían cursos de cocina, y, a través de las cristaleras, se podía ver a la gente haciendo prácticas...

En la parte exterior hay varios jardines, esculturas, un museo y un centro de arte.


Una vez visto Midtown volvimos andando hasta el cruce Roppongi y siguiendo otro poco enseguida llegamos a Roppongi Hills, otra microciudad futurista, un poco más antigua que Midtown. Aquí hay apartamentos de lujo, oficinas, un cine, un hotel, bares y restaurantes, un estudio de TV, jardines, etc...

En lo alto de la Mori Tower (54 plantas) hay un mirador, pero es bastante caro así que decidimos no subir, ya que teníamos previsto finalizar el día en otro rascacielos de acceso gratuito. En la parte baja hay una de las arañas de Louise Bourgeois que ya habíamos visto en otros sitios como en el Guggenheim de Bilbao, TATE de Londres o Louvre en Paris... Como su propio nombre indica Roppongi Hills está construido en una colina, así que incluso desde la base del edificio hay unas vistas bastante buenas de Tokyo.


También estuvimos viendo el estudio de TV Asahi, que tiene una tienda/museo de Doraemon que me hacía mucha ilusión visitar. Todo era carísimo, peor aún así compramos un par de chorradas.



Volvimos andando al cruce Roppongi de nuevo y cogimos el metro en dirección a la última visita del día: el edificio Caretta Shiodome. No es de los más altos de Tokyo, pero tiene un ascensor panorámico gratuito con unas vistas alucinantes. En la parte más alta tiene 2 plantas llenas de restaurantes con muy buena pinta y algunos no nos parecieron excesivamente caros.




Después de las estupendas vistas y de la vertiginosa subida y bajada en el ascensor nos fuimos de vuelta al hotel, muy cansados, pero satisfechos por la cantidad de cosas que habíamos podido disfrutar en un solo día.

Continuará...
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