lunes, 7 de diciembre de 2009

Japon Dia 11: Nikko

Era el último día en que teníamos el JR Pass activo, así que aunque estábamos en Tokyo íbamos a volver a utilizarlo para hacer la última excursión. Hoy tocaba visitar Nikko, a 140km, y por la tarde/noche dar una vuelta por algún barrio de Tokyo.


Como de costumbre nos levantamos más o menos pronto y desayunamos en el buffet del hotel. Todo el mundo madruga mucho, tanto turistas como autóctonos, así que siempre había bastante gente en el desayuno.

Para llegar a Nikko teníamos que llegar a Ueno, coger un Shinkansen hasta Utsonomiya, y desde aquí la JR Nikko Line hasta Nikko.

No teníamos reserva para el shinkansen, pero no había problema ya que era de 2 plantas (flipante!!) y había mucho sitio libre. El problema fue que cuando ya estábamos sentados tan tranquilos dijeron por megafonía que a mitad del camino el tren se partía en 2 y la mitad de los vagones seguían en una dirección y la otra mitad en otra... y no sabíamos cual era nuestra dirección!!! Nos pusimos a buscar al revisor y encontramos a uno en un cubículo que no hablaba ni papa de inglés, al final con gestos y 4 palabras en japonés conseguimos enterarnos de que el tren se partía pero DESPUÉS de nuestra parada, así que cualquier vagón nos servía.

Una vez llegamos a Utsonomiya nos hicimos con un horario en el que venían los trenes de vuelta desde Nikko y las combinaciones con los Shinkansen para Tokyo, para así elegir bien el tren de vuelta y no tener que esperar demasiado.

El tren de Nikko es lento, hace muchas paradas y tarda un montón, además el asiento tenía calefacción por lo que decidimos hacer lo mismo que hacen todos los japoneses cuando van en tren o metro: dormir.



Un rato después llegamos a nuestro destino. Nikko (literalmente ‘luz del sol’) se encuentra rodeado de montañas (fue lo primero que nos llamó la atención) y los santuarios y recintos sagrados que posee hacen que sea un lugar muy turístico y visitado y la mejor y más típica excursión de 1 día desde Tokyo. Los monumentos más importantes de Nikko son: el puente Shinkyo, templo Rinnoji, santuarios Toshogu y Futarasan, y Taiyuinbyo. Hay un pase combinado (1000 yen) para visitarlos todos.

Los santuarios y templos están situados a unos 40 minutos andando de la estación, y hay un autobús, pero como llevábamos mucho tiempo sentados preferimos ir andando. Hacía muchísimo frío, pero por lo menos el cielo estaba despejado, así que al sol no se estaba mal del todo. Tras una breve parada en la oficina de turismo para coger algún plano e ir al servicio llegamos al puente y al comienzo del parque.


Seguimos el mapa y subimos una buena cuesta adentrándonos en la montaña y lo primero que encontramos fue el templo Rinnoji donde compramos el pase combinado. Es curioso por que es de color rojo y normalmente los templos no son de color rojo (sólo los santuarios). También nos fijamos en que el estilo era bastante distinto a lo visto hasta ahora, y más adelante esto se acentuaría más todavía. El pabellón principal alberga varias estatuas de Kannon pero no se podían hacer fotos.


Seguimos hacia el santuario Toshogu pasando por delante de una pagoda que tampoco tenía nada que ver con las que habíamos visto hasta ahora. Resulta que todas las construcciones de Nikko tienen muchísima influencia China, y parecen más templos/santuarios chinos (como los que habíamos podido ver en chinatown de Yokohama) que japoneses. En el resto de edificios del santuario la influencia china se nota más todavía. Los edifícios tienen muchísimos colores y están llenos de tallados y figuras, además el santuario está metido dentro del bosque lo que le da un ambiente aún mejor.


Es especialmente famosa la escultura de los tres monos sabios, aunque había otras también bastante curiosas.


También es curioso el hall del dragón llorador, o algo así, que consiste en una sala con una acústica especial y un dragón pintado en el techo. Entras, descalzo, por supuesto, y mientras te mueres de frío un japo te cuenta una historia de la que evidentemente no te enteras de nada y luego golpea unos palos. Primero lo hace en un sitio y después justo debajo de la cabeza del dragón... se supone que así se oye rugir al dragón. Yo simplemente lo oía más fuerte, y creo que era por que golpeaba los palos más fuerte, no por la acústica, pero aún así tuvo su gracia...

Después nos acercamos al santuario Futarasan. Este es menos novedoso y más parecido a los que ya habíamos visto, pero también nos gustó bastante por lo bonito que es el enclave.
Y por último visitamos el Taiyuinbyo, que es muy parecido al santuario Toshogu pero más pequeño y aún más metido en el bosque. Son bastante curiosos los guardianes de la puerta, que, aunque los habíamos visto más grandes, tienen mucho colorido y detalles. Parecen sacados de un episodio de Bola de Dragón, a que si?


Ya habíamos visto todo y teníamos frío y hambre, así que nos fuimos a comer al típico sitio que va casi todo el mundo en Nikko ya que lo recomiendan en todos los foros y en la LP: Hippari Dako. En la puerta puede leerse un cartel en castellano que dice: "Comida deliciosa". Pedimos el típico plato combinado de arroz, yakisoba y yakitori y una tempura de vegetales. Y me temo que tengo que discrepar, ya que todo el mundo dice que la comida está riquísima y a mi me pareció que los yakisoba estaban un poco pasados y la tempura normalita. Aún así salimos bastante contentos ya que el sitio es bastante original y me recordó un poco "al bar del Beni" en Madrid, ya que tiene todas las paredes completamente forradas con notitas que han ido dejando miles de turistas satisfechos.


Como nos quedaba tiempo nos dimos una pequeña caminata hasta el abismo de Kanmangafuchi, que apenas tiene indicaciones, así que hay que llevar un mapa y un poco de imaginación para conseguir llegar. El abismo no es tal abismo, si no una garganta un poco profunda, es parecido al Manzanares en la Pedriza. Eso sí traía mucha agua así que entre el bosque, las cascadas y las estatuas el ambiente era de película. Además estábamos completamente solos por lo que el paseo mereció la pena. Las estatuas son estatuas protectoras de Jizo, y dice la leyenda que son incontables, y por eso una de ellas sonríe riéndose de los viajeros que intenten contarlas.


Cada vez hacía más frío ya que dentro del bosque casi no llegaban los rayos del sol, así que decidimos volvernos. Mientras volvíamos nos cruzamos con una pareja de occidentales que iban en taxi.

Volvimos andando hasta la estación, cogimos de nuevo el tren lentiiiisimo y lleno de niños que salían del colegio, nos dimos una carrerita en Utsonomiya para coger el Shinkansen y un rato después llegamos al hotel.

Como era un poco pronto estuvimos descansando un rato y volvimos a salir a dar una vuelta y a cenar. Teníamos Akihabara al lado así que pensamos que era buena idea acercarnos para dar una vuelta por las tiendas.

Akihabara es el barrio de las tiendas de manga y electrónica por excelencia, de hecho también se le conoce como "Electric Town". Está plagado de tiendas de todo tipo y venden desde consolas clásicas de segunda mano hasta pantallas planas enormes pasando por todos los cacharros electrónicos que te puedas imaginar. También está lleno de auténticos centros comerciales de manga... edificios enteros llenos de figuritas, comics, maquetas, etc...

Cuando llegamos ya era un poco tarde y casi todas las tiendas cierran a las 20:00h, así que no pudimos verlo en todo su explendor como hicimos un par de días más tarde. Estuvimos en Superpotato (3 plantas llenas de consolas y juegos retro), Animate y Comic Taraoana (2 tiendas de 10 plantas de manda y anime) y Yodobashi Camera (uno de los centros comerciales de electrónica más grandes del mundo) que era lo único que quedaba abierto a última hora y donde estuvimos probando varias sillas de masajes :-D

Un rato más tarde nos fuimos al hotel, con muchas ganas (sobre todo yo) de volver a Akiba para poder volver a verlo todo con más calma.

Continuará...




1 comentario:

Related Posts with Thumbnails