Nuevo madrugón ya que nos íbamos de Kyoto y teníamos que recoger todos los bártulos. Hacía un día de mierda, nublado y chispeando, íbamos rezando para que mejorara. Cogimos el autobús (2x220 yen) y poco antes de las 8:00h estábamos en la estación. Compramos unos cafés (200 yen) para desayunar mientras esperábamos nuestro PRIMER SHINKANSEN!!! y a las 8:02h (la hora exacta prevista) salíamos hacia Himeji.
En poco menos de 1h habíamos recorrido unos 150km y ya estábamos en Himeji, y, por desgracia seguía chispeando. En Himeji teníamos pensado visitar el castillo y el templo Engyoji que está en lo alto de una montaña. Con el tiempo que hacía decidimos que lo mejor iba a ser ver sólo el castillo y darnos una vuelta por algún centro comercial. Llevábamos las maletas, así que lo primero era deshacerse de ellas en alguna taquilla. Jugando al tetris con ellas conseguimos meterlo todo a la primera en una sola taquilla (600 yen).
Al castillo (600 yen) se llega muy facilmente andando desde la estación de tren. Es uno de los castillos más grandes (si no el que más) y un de los pocos originales que queda (el resto fueron destruidos por terremotos o durante la 2ªGM y los han reconstruido con hormigón). Llegamos sobre las 9:45h y la visita dura algo menos de 2 horas. Se recorrne todos los patios y jardines del castillo y, por último, se puede subir hasta lo alto de la torre. Nuevamente tuvimos que descalzarnos, pero esta vez nos dieron "slippers" (incluso las más grandes me quedaban muy pequeñas) para aguantar mejor el frío.
Después de ver el castillo se puso a llover un poco y decidimos aprovechar para comer antes de seguir hacia Hiroshima. Intentamos ir a un restaurante de ramen recomendado por la LP pero no conseguimos ver ningún tipo de carta ni precios, así que preferimos seguir buscando. Buscar algo en Japón es bastante complicado ya que no solo hay que buscar en horizontal como en España, si no que también hay que buscar en vertical, hay tiendas, restaurantes y todo tipo de comercios en todas las plantas de los edificios, así que hay que cambiar el chip y buscar mirando también hacia arriba.
Tras dar un par de vueltas, en la 7ª planta de un centro comercial encontramos un restuarante muy barato y con muy buena pinta, y decidimos quedarnos. Tenían carta con fotos y la camarera sabía al menos decir los numeros en inglés, así que no resultó muy complicado pedir. Pedimos un menú de udon ("tallarines gordos") y otro de soba ("tallarines finos"), que llevaban tofu, cangrejo, espinacas, nori, etc... (en total 1500 yen). El ramen se come sorbiendo y haciendo ruido, a mi me hacía mucha gracia el ruido que hacían las señoras japonesas de al lado y a ellas les hacía gracia lo mal que usaba yo los palillos.
Cuando ya nos íbamos se sentaron al lado nuestro unos turistas canarios. Eran varias parejas mayores que iban con un chico joven (probablemente el hijo de alguno de ellos) que hablaba japonés perfectamente. Vaya casualidad, ese dia a penas habíamos visto occidentales, y justo nos encontramos con españoles en la 7ª planta de un centro comercial alejado de la zona turística. Estuvimos hablando con ellos sobre el tiempo y lo que ya habíamos visto y nos faltaba por ver, y justo venían de Hiroshima y Miyajima (nuestro siguiente destino) que les había encantado.
A la salida del centro comercial vimos un puesto en el que hacían dulces. En japón casi todos los dulces están rellenos con una pasta hecha a base de judías pintas, y ya estábamos un poco hasta el gorro, pero en estos dulces la pasta era blanca, así que decidimos probarlos (80 yen). Error!!! El relleno era de judías blancas!!
Con la tripa llena y calentitos gracias a los enormes cuencos de ramen volvimos a la estación de tren, recogimos las maletas y aproximadamente a las 13:52h (puntualidad total) cogimos el Shinkansen. En aproximadamente 1h recorrimos los 250km que separan Himeji de Hiroshima. Una vez allí siguiendo un croquis que habíamos bajado de internet llegamos sin problemas hasta el hotel, que estaba muy cerca de la estación. En Japón hay muy pocas calles que tengan nombres, así que es imprescindible tener algún tipo de mapa si quieres llegar a algún sitio. Además en los mapas suelen indicar los semáforos, 7eleven y lawson para que puedas orientarte. En este hotel las habitaciones eran de estilo tradicional y había que descalzarse hasta para entrar en la recepción. Ya eran las 15:00h pasadas así que pagamos y nos fuimos descalzos, con las zapatillas y las maletas en la manos, nuestra habitación.
Estuvimos descansando un rato hasta que nos dimos cuenta de que nos iban a cerrar el Peace Memorial Museum. Salimos corriendo y volvimos a la estación de tren, donde, justo en la puerta, teníamos que coger el tranvía hasta el Parque de la Paz donde está ubicado el museo (nuevamente hubo que repetir el mecanismo del autobús de pagar al bajarse en vez de al subir). Había mucho tráfico y el tranvía iba lentísimo, así que aunque nos pegamos una buena carrera llegamos al museo (50 yen) a las 16:32h y ya habían cerrado el acceso a la zona principal (cerraba a las 16:30h). Estuvimos viendo las exposiciones temporales, que eran interesantes, pero creo que menos que la exposición permanente. La verdad es que cualquier cosa que te puedas imaginar sobre lo que pasó allí cuando cayó la bomba se queda pequeña con lo que en realidad pasó.
Cuando nos echaron del museo porque cerraban definitivamente estuvimos dando una vuelta por el parque, allí vimos un montón de escolares rezando (o algo parecido) en formación delante del cenotafio de las víctimas de la bomba. Luego pasamos por la A-Bomb Dome, el único edificio que quedó en pié tras la bomba y que decidieron dejarlo tal como estaba.
No teníamos mucha hambre, pero no podíamos dejar pasar la ocasión de probar el Okonomiyaki estilo Hiroshima, así que estuvimos paseando por varias galerías comerciales donde, aunque no llovía, aprovechamos para comprar unos paraguas transparentes (2x300 yen). Después fuimos a Okonimimura (literalmente Pueblo del Okonomiyaki) que es un edificio lleno de restaurantes de Okonomiyaki. Dimos una vuelta y decidimos quedarnos en uno en el que en la carta había 4 o 5 palabras en inglés.
El Okonomiyaki de Hiroshima consiste en una especie de crepe al que encime le ponen col picada, brotes de soja, más verduras no identificadas, tallarines, un huevo y salsa, y además le añades ingredientes al gusto. No sabíamos qué pedir, y varios comensales nos ofrecieron de sus platos para que probáramos y decidiéramos... evidentemente les dijimos que no, pero que majetes!!! Al final pedimos uno sólo con bacon y otro con bacon, calamares y gambas. Creo que fue una de las comidas que mas me gustó de todo el viaje (hay mucho "pique" entre los Okonomiyakis de Osaka e Hiroshima, y para mi, gana el de Hiroshima) y además lo cocinan delate tuyo y es un espectáculo.
Para terminar el día estuvimos dando un paseo por una avenida en la que en Navidad motan una cosa que llaman Dreamination que consiste en un montón de figuritas hechas con millones de LEDs (foto prestada, me quedé sin baterías).
Estábamos cansados y no había mucho más que ver/hacer, así que, dando un paseo, volvimos al hotel para comprobar cómo se duerme en el suelo sobre el típico tatami y futón japonés (mañana saldremos de dudas).
Continuará...
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